Arranco una hoja fugaz
a ese árbol de olvido
árbol sin sombra; sagaz
testigo del tiempo vivido.
Me pregunto a mi mismo
si vivo las horas en vano
si es mi destino el abismo
si mudo mi piel de profano.
Cruzo el umbral titubeante
alguien ayuda mi avance inseguro
es un experto el acompañante
me infunde valor, camino seguro.
Siento una espada en mi pecho
una cuerda que ciñe mi cuello
la rodilla desnuda; voy algo maltrecho
el corazón palpitnate y un fuerte resuello.
Me preguntan qué es la virtud
qué entiendo por vicio
respondo: no hay similitud
uno hijo del ocio, aquella lo es del servicio.
Viajo entre ruidos y truenos
por aire, por mar y por fuego.
Después de los viajes; momentos serenos
viene la calma, llega el sosiego.
El agua engulló mis antiguas escorias
el fuego consumió los vicios pasados
me esperan más luchas y grandes victorias
mi vida se aprta de los fracasados.
Fin de los viajes...¡qué gran odisea!
veo rostros que son de mi agrado
la voz del maestro: ¡QUE LA LUZ SEA!
inicio la busca del fuego sagrado.
M.:M.: Armando Zamora Canizalez
Una costante búsqueda .Un constante caminar entre diferentes paisajes.
ResponderEliminarUn conocerse a sí mismo incesante.
Sin olvidar las manos que nos ayudan a seguir el trazo.
Me gusta como lo pintas.
Beso