Que tu lucha dispareja ¡no te canse!
arremete cual fiero combatiente
el triunfo de la lid está a tu alcance
que un fracaso jamás te desaliente.
Presto a blandir la espada quijotesca
aniquila las sombras de tus dudas
disfruta el día hasta que anochezca
has que broten las palabras mudas.
¡Adelante! que no te rinda la subida
vive este día; olvidando los que añoras
nunca habrá otro igual en esta vida
solo tienes veinticuatro escasas horas.
No se diluyan los minutos por tus manos
aprovecha sabiamente el tiempo escurridizo
alienta al infeliz; ayuda a tus hermanos
para servir, seguro el Gran Creador nos hizo.
Para mañana, lo de hoy nunca dejes
levántate temprano y aprovecha el día
hazlo todo con amor y no te quejes
no pierdas de vista la meta que te guía.
Matar el tiempo, no lo intentes
el gallo anuncia la luz del nuevo día
tú cumple con todos los pendientes
goza un buen libro o una bella melodía.
De tu tiempo escoge un breve espacio
para quererte mucho a ti y a tu alma
recorre otros mundos muy despacio
disfruta de una paz profunda en calma.
Si al final de la batalla caes herido
si el alma abandona tu materia inerte
si el valioso tiempo no has perdido...
seguro estoy: ¡has vencido hasta la muerte!
M.:M.: Armando Zamora Canizalez
Palabras Fraternales que dedico a todos mis QQ.:HH.: esparcidos por la faz de la Tierra
sábado, 31 de enero de 2009
Iniciación
Arranco una hoja fugaz
a ese árbol de olvido
árbol sin sombra; sagaz
testigo del tiempo vivido.
Me pregunto a mi mismo
si vivo las horas en vano
si es mi destino el abismo
si mudo mi piel de profano.
Cruzo el umbral titubeante
alguien ayuda mi avance inseguro
es un experto el acompañante
me infunde valor, camino seguro.
Siento una espada en mi pecho
una cuerda que ciñe mi cuello
la rodilla desnuda; voy algo maltrecho
el corazón palpitnate y un fuerte resuello.
Me preguntan qué es la virtud
qué entiendo por vicio
respondo: no hay similitud
uno hijo del ocio, aquella lo es del servicio.
Viajo entre ruidos y truenos
por aire, por mar y por fuego.
Después de los viajes; momentos serenos
viene la calma, llega el sosiego.
El agua engulló mis antiguas escorias
el fuego consumió los vicios pasados
me esperan más luchas y grandes victorias
mi vida se aprta de los fracasados.
Fin de los viajes...¡qué gran odisea!
veo rostros que son de mi agrado
la voz del maestro: ¡QUE LA LUZ SEA!
inicio la busca del fuego sagrado.
M.:M.: Armando Zamora Canizalez
a ese árbol de olvido
árbol sin sombra; sagaz
testigo del tiempo vivido.
Me pregunto a mi mismo
si vivo las horas en vano
si es mi destino el abismo
si mudo mi piel de profano.
Cruzo el umbral titubeante
alguien ayuda mi avance inseguro
es un experto el acompañante
me infunde valor, camino seguro.
Siento una espada en mi pecho
una cuerda que ciñe mi cuello
la rodilla desnuda; voy algo maltrecho
el corazón palpitnate y un fuerte resuello.
Me preguntan qué es la virtud
qué entiendo por vicio
respondo: no hay similitud
uno hijo del ocio, aquella lo es del servicio.
Viajo entre ruidos y truenos
por aire, por mar y por fuego.
Después de los viajes; momentos serenos
viene la calma, llega el sosiego.
El agua engulló mis antiguas escorias
el fuego consumió los vicios pasados
me esperan más luchas y grandes victorias
mi vida se aprta de los fracasados.
Fin de los viajes...¡qué gran odisea!
veo rostros que son de mi agrado
la voz del maestro: ¡QUE LA LUZ SEA!
inicio la busca del fuego sagrado.
M.:M.: Armando Zamora Canizalez
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